El hallazgo se produjo de forma casual el 4 de agosto de 1897, en el yacimiento de La Alcudia de Elche y fue rápidamente vendida al Museo del Louvre. Volvió en 1941, instalándose definitivamente en el Museo Arqueológico Nacional en 1971.
Busto labrado en bulto redondo, representa una mujer joven ricamente ataviada, con joyas de exageradas dimensiones en la cabeza y en el pecho con tres collares, símbolo de jerarquía, del que cuelgan porta-amuletos y anforillas inspiradas en la orfebrería real. Una pequeña fíbula anular cierra una de las túnicas. En el rostro, idealizado, destacan los ojos huecos que estuvieron rellenos de pasta vítrea.
Originariamente tuvo policromía directamente aplicada sobre la piedra. Se han encontrado núcleos aislados en rojo, ocre, azul egipcio, amarillo para la joyería y restos de pan de oro en el interior del cuello.
La ausencia de contexto arqueológico dificulta su interpretación. Se han planteado diversas hipótesis alusivas a su forma originaria (de pie, sedente, busto) e interpretación de la oquedad posterior (depósito de ofrendas, recipiente funerario). Se considera la representación de una dama de la aristocracia ibera, divinizada por sus descendientes.
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