San Francisco, 10 de noviembre de 1930
Mamacita linda:
Ayer, al llegar, te escribí una cartita muy chiquita que ya has de haber recibido. Pero en esta te contaré con más detalles el viaje y todo.
El tren se retardó siete horas y media, así es que en Guadalajara no tuvimos que quedar mucho tiempo. Y pude conocer toda la ciudad, el museo, las iglesias, todo lo más importante. Comimos allí y a las seis y media salimos para Nogales, Sonora.
El camino es maravilloso, pues el tren va por toda la costa (Mazatlán, Tepic, Culiacán, etc.) hasta llegar a Nogales, la frontera con los Estados Unidos. La dichosa frontera es una cerca de alambre que separa Nogales, Sonora, de Nogales, Arizona. Pero se puede decir que todo es lo mismo. En la frontera, los mexicanos hablan inglés re-bien y los gringos, español, y todos se hacen bolas. De los dos lados revisan los pasaportes, hacen un examen médico y sale el tren para Los Ángeles. Llega uno más o menos en un día y una noche.
Los Ángeles me encantó, lo mismo que a Diego, pues es una ciudad…