Mi niña mía, mi Frieduchita
Día 1, 1932
No sé cuánto daría por tener la dicha de esta carta de ir en su compañía a donde estás tú para poderte besar y platicar mucho contigo a todo mi gusto, pero espero que ya muy pronto lo haremos así. Ya llegará el tiempo en que sepamos apreciar lo que es estar juntas.
Me acuerdo muy bien cuando tú decías que serías feliz con llevar una vida como de saltimbanqui. ¡Recuerdo esa noche con el entusiasmo que lo decías! Pobrecita. No sabías ni lo que decías. ¿Verdad que es muy duro encontrarse sola sin importarle nada a nadie?
Linda, el retrato te lleva muchos besos de mi parte. Procura estar lo más contenta que tú puedas.
Dale muchos recuerdos a Diego de mi parte.
Hasta hoy habló el Sr. Montenegro diciendo que iba a traer los ídolos. Estoy en espera de él.
Paco ha seguido malo. Cristi y sus niños hasta hoy están muy bien.
Deseo que pases tu día muy bien en compañía de Diego. Y perdona lo mal escrito. No hago otro escrito porque ya no me alcanza el tiempo. Te tengo tu regalo, pero te lo daré hasta que vengas. Recibe muchos besos de mi parte mientras te los doy.
Tu madre que te adora, Matilde.