New York 1ero de Oct. 1987
Luego de un comienzo académico en la escuela de Bellas Artes de Buenos Aires, la ciudad más europea de América latina, el destino me llevó a recorrer el continente sud americano, primero llegando a Bolivia cruzando el lago Titicaca hacia el Perú, conociendo el Cusco y Machu Picchu, donde me reencuentro con imágenes que la crítica en Argentina ya comenzaba a señalar en mi trabajos como un arte con raíces indoamericanas.
Las imágenes de nuestro continente, incorporando la horizontal pampeana, el paisaje por excelencia patagónico, sumando a las distintas influencias contemporáneas que venían de Europa y de Norte América fueron las características que acompañaron mi obra durante varios años. Luego me instalé en París a realizar mi experiencia europea donde permanecí durante 6 años trabajando y exponiendo, hasta que sentí que en Europa se puede aprender mucho, pero que indudablemente es el pasado a diferencia de América donde desde la Patagonia hasta el Canadá la energía pertenece a nuestro tiempo y mira hacia el futuro. Todo esto tiene su centro vital en
Nueva York, donde me instalé desde hace cuatro años y continúo mi peregrinar por el continente.
Creo que la tierra americana emite la energía creadora de nuestro tiempo.
Siento la pintura como expansiones de conciencias propias y universales, manifestaciones visuales de transmutación de energía a través de procesos internos de los cuales no somos conscientes hasta visualizar el trabajo consumado.
Pérez Celis