Muy cercano a Juan Patricio Morelete Ruiz, Francisco Antonio Vallejo ha sido estudiado como pintor postcabreriano, cuando en realidad es estrictamente contemporáneo a Miguel Cabrera. Su calidad es francamente excepcional.
Con estupendo manejo de luces y sombras en correcta planimetría, amén de una paleta suave, contornos que dejan de ser nítidos y se confunden con el fondo, la lámina del Soumaya muestra la transición del Barroco hacia el Neoclásico.
La proclamación pontificia del patronato de la Virgen de Guadalupe sobre el Reino de
Nueva España tuvo lugar en Roma en 1754, luego de casi ocho años de sostener, mediante una procuración bien financiada, innumerables diligencias y peticiones, previo visto bueno de la Metrópoli y el empeño de la Compañía de Jesús, señala el investigador Jaime Cuadriello.
La orden de Ignacio de Loyola solicitó esta bella e inusual lámina. En la visión de un san Juan Evangelista joven, acompañado por el águila –su símbolo del Tetramorfo–, la Virgen del Apocalipsis es María de Guadalupe. San José, patrono de Nueva España, y Juan Nepomuceno la f lanquean. La obra fue expuesta y publicada en Los pinceles de la historia, de la patria criolla a la nación mexicana. 1750-1860, del Museo Nacional de Arte en 2001.
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