Cristo porta corona de espinas, gotas de sangre surcan su frente y se mezclan con las lágrimas que corren por sus mejillas. Con las manos atadas, en la palma derecha se observa la herida de la Crucifixión. Se trata de una imagen que sintetiza el dolor de la Pasión y no la narración de un episodio particular. La inscripción en latín de la aureola se traduce como "mirad y ved si hay dolor como mi dolor", tomado del Libro de Lamentaciones. Bajo la influencia flamenca, el fondo en hoja de oro materializó la presencia de lo divino, representación de un espacio y un tiempo celestiales.