El megaterio es una pieza excepcionalmente valiosa, por muchos motivos. Es el primer esqueleto de un gran mamífero fósil recompuesto y montado. Sus restos fueron encontrados en 1787 por un misionero español a las orillas del río Luján en Argentina. Enviados al Real Gabinete, el taxidermista y dibujante Juan Bautista Brú estudió, dibujó y reconstruyó el esqueleto en la misma posición en la que se exhibe actualmente. Como curiosidad hay que señalar que esta posición no es correcta, ya que el animal debería de mostrarse erguido, tal y como aparece en otros museos. En ningún caso, este hecho desmerece el trabajo hecho por Brú, ya que se trataba de la primera vez que se reconstruía un mamífero fósil, motivo por el cual en el MNCN se ha respetado esta posición, aunque no sea real.
Otro aspecto que otorga un extraordinario valor al megaterio, es que gracias a los dibujos realizados por Brú, tanto de los huesos aislados como del animal montado, el francés Cuvier dio nombre a esta especie, por lo que este ejemplar constituye el holotipo de la especie. Hasta Darwin estudió este animal con los dibujos de Brú, que también fueron enviados al que años después sería presidente de Estados Unidos Thomas Jefferson.