Antigua alberca que recogía las aguas procedentes del acueducto romano, reutilizado por los musulmanes, conocido como los “Caños de Carmona”. Regaba las huertas y jardines del Real Alcázar.
A partir de 1575 se transforma y se convierte en estanque, cuando se corona con una escultura renacentista en bronce del dios Mercurio, realizada por Diego Pesquera y fundida por Bartolomé Morel.
Este mismo artista fundió las rejas, las bolas y los leones que rodean el estanque.