Organizada por los seguidores del licenciado Ezequiel Padilla —candidato del Partido Democrático Mexicano (PDM) a la Presidencia de México—, la “Marcha de la Democracia” (16 de junio de 1946) consistió en una reunión en torno al Caballito; otra análoga, en la esquina de la Avenida Madero y San Juan de Letrán; y, en la concentración de ambos grupos en el Zócalo, al pie del balcón central de Palacio Nacional, donde se instaló un templete. Desde este escenario, “uno de los pocos políticos no reaccionarios ni despechados que siguen a Padilla” —se dijo en la revista Tiempo (21 de junio de 1946)—, pronuncio las siguientes palabras: “Hay que convenir en que somos una triste minoría, pese a nuestras invocaciones a Dios y a la Virgen de Guadalupe”.