La habitación de la madre fue un encargo para la inauguración del Museo Guggenheim Bilbao. Este grupo de 17 paneles evoca los murales decorativos de grandes dimensiones de los palacios medievales y renacentistas. Como suele suceder con las creaciones de Clemente, aquí vuelven a aparecer elementos que ya han sido utilizados en obras anteriores. Los motivos recurrentes del artista dificultan cualquier lectura estrictamente lineal del desarrollo estilístico de su obra y sirven de nexo visual entre una obra y la siguiente. Las referencias a las fuerzas elementales —tierra, agua, fuego y aire— se combinan con el simbolismo procedente de la cultura india, la tradición religiosa y la astrología. En La habitación de la madre, Clemente utilizó como lienzo un telón de teatro de los años veinte. Los remiendos de la tela y el descolorido dibujo del fondo le sirven como base de su composición, potenciando el lirismo de esta obra. La palabra italiana "stanza" del título de la obra hace referencia a las stanze, cámaras o estancias del Renacimiento, donde algunas personas se refugiaban huyendo del mundanal ruido.
El vocabulario metafórico de Clemente está profundamente arraigado en el cuerpo, y sus múltiples variaciones sobre la forma humana señalan su primacía como símbolo de su visión del mundo. El cuerpo, que representa a la vez el todo y las partes, libertad y restricción, es, para Clemente, el vehículo por excelencia con el que expresar las dualidades de la vida, especialmente en los numerosos retratos y autorretratos que ejecuta a lo largo de su carrera. En muchas de sus obras, los ojos y los genitales están muy exagerados. Para el artista, estos órganos tan sensibles funcionan como canales entre el mundo interior de la psique y el mundo exterior de la naturaleza y la cultura. Clemente, artista con hondas raíces en Italia, EE. UU. y la India, ha utilizado siempre los elementos de otras culturas y de la suya propia para explorar la interconexión entre el yo y su entorno.