En la hagiografía, una de las santas que más destaca por su significado místico es Santa Catalina de Alejandría. En este lienzo Valdés Leal narra el episodio más representado de la vida de la santa: el sueño que la introduce en la fe cristiana. A Santa Catalina se le aparecen en sueños la Virgen, sentada en un trono, y el Niño Jesús, que le pone un anillo en el dedo como símbolo de su matrimonio místico. Este tema se inspira en las fuentes de la narrativa devocional y el misticísmo germánicos, que se expanden por Europa gracias a la traducción al latín que realizan los cartujos de Colonia, la imprenta y el impulso contrarreformista. Entre estos textos traducidos se encontraba la edición de “Los esponsales espirituales”, de Ruysbroeck, que promovió la búsqueda de la virtud a través de la virginidad, y propició la enorme devoción a las santas vírgenes mártires.
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