Esta obra que habla del símbolo del proceso de lucha para resistir y defender la vida en el territorio, debido a las constantes violaciones de los derechos humanos de los grupos armados, tanto legales como ilegales. Por esta razón el muralismo comunitario constituye en una estrategia de control territorial, marcando con nuestros símbolos y nuestra razón política, los lugares donde vivimos. La obra narra el territorio; la mano representa la resistencia en el territorio, el bastón también es un símbolo de resistencia y autoridad dentro de la comunidad, el sol y la luna son los guías, los colores vivos representan la vida. Justo antes de que empezara la Minga de Toribío, fue la III Bienal y el colectivo representante del pueblo Nasa vino a pintar uno de los murales que más gustó dentro de la plazoleta Jairo Varela. Ellos iban pintando en la plazoleta como unas maquinitas sin descanso bajo el inclemente sol que hizo durante los primeros días. Todos los otros artistas se extrañaban de su aguante pero ellos estaban muy preparados y cubiertos con camisas blancas que les cubrían todo el cuerpo. Pictóricamente ellos manejan un contraste entre el negro y los colores tanto cálidos como fríos que permite una lectura muy agradable de la obra. Usualmente usan colores planos que logran su profundidad a partir de la superposición de colores.
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