Una vez recolectadas, las aceitunas se llevan de inmediato a la almazara, lugar donde se elabora el aceite, para ser tratadas y evitar que aparezcan fermentaciones que alteren la calidad. Las aceitunas pasan a las limpiadoras, donde se eliminan las impurezas de superficie -ramas y hojas- y las de fondo -piedras y barro. Una vez lavadas y escurridas, pasan a las tolvas donde se muelen inmediatamente para evitar que aparezcan fermentaciones que alteren la calidad. La masa molida se envía a las batidoras donde se bate a temperatura controlada para facilitar la separación de sólidos y líquidos. El aceite se almacena en depósitos de acero inoxidable.
¡Todo listo!
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