El rey está sentado en su trono, apoyado en el timón del gobierno y apuntando a las arpías perseguidas por Minerva (esta última, que simboliza la Sabiduría real, remplazó en el último momento una alegoría de la Justicia). Las arpías simbolizan a los «partisans», es decir, a los financieros que adelantaban importantes cuantías al Estado a cambio de la recaudación de impuestos indirectos. El pueblo los aborrecía y debían rendir cuentas periódicamente en las cámaras de justicia. Luis sostiene en la mano izquierda la llave de oro del cofre del tesoro real tendiéndosela a la Fidelidad, quien a su vez le muestra los libros de cuentas: esta alegoría alude, con toda seguridad, a Colbert como inspector general de finanzas. La alegoría de Francia implorante se arrodilla ante el rey.