Esta es una de las advocaciones más antiguas que vincularon el continente europeo y el americano durante los siglos de colonización española. Se cuenta que la imagen original, ahora en la catedral sevillana, iba a ser destruida por los musulmanes, pero al momento de intentarlo un testigo afirmó que "la vieron echar tales rayos de luz, que atemorizó a todos".
Desde ese momento, y dada la notable intervención y milagros de la imagen en la reconquista de Sevilla, no es de extrañar que la devoción tuviese un lugar privilegiado durante la conquista de México, en donde incluso tiene una capilla en la Catedral Metropolitana.