Casa Gerardo se levanta al borde de la carretera que une Avilés y Gijón. Hoy es una vía secundaria debido a la creación de la autopista, pero en 1882, cuando Demetrio Fernández Luanco abrió aquí una casa de postas, se trataba de un camino habitual y concurrido. Benigna, una de las hijas de Demetrio, se casó con Gerardo Quirós, quien años más tarde daría nombre al restaurante. Fue la hija de ambos, Ángela Quirós, madre de Pedro, sin más formación culinaria que la obtenida viendo cocinar a las mujeres de la familia, quien alrededor de 1960 comenzó una evolución que fijaría los pilares futuros de esta casa.
Ángela, autodidacta y sin nociones de hostelería, puso en práctica una filosofía que aplicarían generaciones posteriores: el comensal no debe detectar qué técnica hay detrás de cada plato. Y empezó por la fabada, el guiso más popular de la gastronomía asturiana, tradicionalmente muy pesado, que Ángela aligeró sin perder un ápice de su delicioso sabor. Y convirtió esta sencilla casa de comidas en un restaurante de parada obligada.
En la actualidad, la cocina de Casa Gerardo está en manos de Pedro y Marcos Morán, cuarta y quinta generación de la saga familiar.