El Santuario del Señor de Chalma fue fundado por los agustinos en el siglo XVII. Antes de la llegada de los españoles era ya un sitio de peregrinación donde se veneraba al llamado Ostoc-Téotl o Dios de las Cuevas. Un grupo de indígenas de Ocuila, renuentes a la cristianización, a escondidas de los frailes erigieron un altar prehispánico en honor a su Dios, al que rendían culto. Cuando los religiosos acudieron al sitio para destruir al ídolo, lo que encontraron fue la figura de un Cristo crucificado. Otra versión indica que fueron los propios agustinos quienes llevaron consigo dicho Cristo. Lo cierto es que en el lugar de esa cueva se erigió el Santuario al que desde entonces acuden los fieles locales y peregrinos de otros lugares del centro de la República Mexicana para venerar al milagroso Señor de Chalma.