Esta imagen parcial de la Catedral y el zócalo angelopolitanos, atribuida a José María Fernández, refiere a la tradición de pintar vistasurbanas y rurales de las diferentes ciudades de la República Mexicana. Ejecutada en el contexto decimonónico, ofrece un registro de la Plaza Mayor, las torres y fachada lateral del templo, así como de los arcos posteriores donde tienen lugar escenas de usos y costumbres de la sociedad poblana. Para el investigador Ricardo Díaz Muñoz: Puebla es la primera urbe programada por la Corona española y segunda ciudad de importancia en Nueva España […].
La iglesia fue erigida y reformada entre 1536 y 1690. Es de las expresiones más interesantes de la arquitectura novohispana de herencia manierista y barroca, con la barda plena de esculturas angélicas y dos torres simétricas y monumentales. Obra que involucró a grandes artistas del virreinato –como Villalpando y Cabrera–, se yergue en el segundo plano de la composición.
Los portales se divisan en el lado izquierdo hasta rematar, según cuenta la tradición popular en la casa del que mató al animal. La actual avenida de Reforma marca la zona más cercana al espectador, que se encuentra delante de carruajes estacionados en un extremo y puestos de mercadería en el otro. En 1854 don Baltasar Furlong dotó al lugar de jardines, adoquinados y fuentes. Sin embargo, la mayor impronta de modernidad data de la época porf iriana, así como la luz eléctrica y los espléndidos edificios con herrería forjada. En la imagen no se aprecia la célebre fuente dedicada a san Miguel Arcángel que fue retirada en 1873 y reinstalada hasta 1963, en el centro de esta ciudad, llamada Relicario de América.
Por una etiqueta que aparece en el reverso, la pintura ha sido atribuida a Fernández. Actualmente, se encuentra en proceso de investigación.
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