En la superficie del terreno, se encontró la hoja de un hacha, robusta y compacta, realizada en diorita verde. Se pulimentó esta piedra dura y oscura hasta obtener un filo curvo y brillante. En Cástulo, estas hachas se pueden datar en las Edades del Cobre y Bronce (III y II milenio a.C.).
Se obtuvo a partir de una piedra especialmente dura, y podemos imaginar una paciente labor de abrasión, hasta conseguir una pieza simétrica y maciza con una cuidada superficie pulida. Estos conocimientos surgen en el Neolítico y perduran hasta finales de la Edad del Bronce.