La obra de Zuloaga es de un sólido dibujo, aunque expresionista. Enlaza con la tradición del costumbrismo decimonónico, aunque se aleja del matiz romántico tradicional para aproximarse a la versión crítica del país. El excelente óleo de Dña. Micaela de Aramburu muestra la habilidad del pintor para el retrato, género que cultivó con gran profusión y éxito. Está resuelto con gran dominio del dibujo, soltura de pincelada y magistral manejo de la paleta, a base de tonos azules. Queda patente la admiración por los grandes maestros, en este caso, Goya.