Bella composición con dos mujeres como eje principal. Una de ellas, vestida de blanco y con un floreado mantón, se apoya en una barandilla girando su rostro hacia el espectador. Delante de ella, se sitúa una elegante figura femenina, vestida de negro y con un gran mantón amarillo y una llamativa flor blanca en el pelo, con atuendo y complementos semejantes a los que Ramón Casas utiliza en 1898 para el modelo del originalísimo cartel de Anís del Mono, siendo la diferencia fundamental de posturas, al estar la del cartel cordobés sentada en una silla y de perfil.
En el fondo, un paisaje ligeramente abocetado aunque más definido que en el Cartel de 1902, decorado con la iluminación característica del real de la feria. La composición, en la que resaltan sobremanera el colorido de los vestidos y mantones, está enmarcada por dos franjas verticales en tono siena que la encuadran delimitando el espacio, recurso que el pintor usará en casi todos sus carteles.
La parte superior se encuentra rematada por el rótulo Córdoba 1905 y flores y farolillos chinescos. Tal como es norma en los carteles de la época, un gran recuadro lateral recoge el texto del programa festivo.