Su inmensa figura atrae visitantes de todo el mundo. Fue una de las mujeres de más talento de su época. Su imagen es icónica por el parche que adorna su rostro, entre las teorías sobre la causa de la pérdida de su ojo derecho, la más respaldada es la que asegura que la princesa fue dañada por la punta de un florete manejado por un paje durante su infancia. Pero este dato no es claro; quizá no fuese tuerta sino estrábica, aunque hay pocos datos que mencionen dicho defecto físico. El domingo 2 de febrero del año de Nuestro Señor de 1592, moría en su palacio de Pastrana Ana de Mendoza y de la Cerda, I duquesa de Pastrana y princesa de Éboli. Atrás dejó más de trece años de cautiverio, por orden de Felipe II despojada de la custodia de sus hijos y de la administración de sus bienes.