Pedro Echaurren y Andrea García, tíos abuelos de Marisa Sánchez, fundaron Echaurren en 1898. Ante la inminente llegada del ferrocarril a Ezcaray, decidieron reconvertir la antigua parada de diligencias en un hotelito de época. Con sólo 18 años Marisa Sánchez tomó las riendas del negocio aplicando lo que había aprendido de su tía abuela Andrea, de su madre y de su abuela. Recetas tan tradicionales como las croquetas, las patitas de cordero, o las patatas a la riojana se convierten en sus manos en platos emblemáticos. Su marido, Félix Paniego, se encargó de la gestión del negocio y de la selección de la bodega.