Retrato de Renato Leduc

Durante los años veinte y treinta, los cafés de México fueron espacios de reunión donde artistas de vanguardia e intelectuales tuvieron oportunidad de comentar sus visiones sobre el arte y la situación política adversa que el país experimentaba. Hacia 1929, el movimiento ¡30 ? 30!, fundado por Fernando Leal entre otros, buscó la creación de un Club-Café, como el famoso Café de Nadie de los estridentistas, cuyo fin sería ofrecer un espacio de reunión, además de una sala que serviría como galería de exposición y venta, ante el poco apoyo del Estado. La iniciativa del grupo no tuvo éxito, aunque se crearon algunas obras recreando el ambiente bohemio, dando lugar en 1930 a la Exposición ¡30 ? 30! De la vida del café. Aunque el Retrato de Renato Leduc no apareció en dicha muestra, el contexto en el que fue creado corresponde con la representación del personaje. Leduc, escritor y periodista, fue un eterno bohemio para muchos de sus contemporáneos y estableció estrechos vínculos con artistas e intelectuales de la época. En su retrato, lo encontramos precisamente en un café, a los 33 años: su condición ?y de cierta forma estatus- de intelectual se expresa a partir del buen vestir y la actitud reflexiva. La sobriedad se complementa con la mirada, que el pintor enfatiza con toques de luz. Acompañando al personaje encontramos una mesa redonda, recurrente en las representaciones de la época; un libro y una taza de café, elementos con una perspectiva que recuerda a las naturalezas muertas de Cézanne, cuya influencia en Leal aún permanecía. En esta pieza, el pintor realza los contornos con líneas profundas y aplica el óleo de manera muy libre, dejando ciertas zonas de color ?inacabadas? que dan luz a la composición, como lo harían los cubistas para enfatizar que la obra de arte sólo es la creación de un artista y no una extensión de la ?realidad?. El fondo, ejemplo de la influencia vanguardista que grupos como el ¡30?30! incorporaron a sus creaciones, es una mezcla de colores sobre el lienzo que aporta a la representación un carácter intemporal. Vid. Claudia Barragán, Arte moderno de México. Colección Andrés Blaisten, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2005.