Esta obra pertenece a la tercera serie abstracta realizada por Pablo Serrano, “Ritmos en el Espacio”, en la que trabaja entre 1958 y 1959. Concretamente esta pieza formó parte de la exposición en la Sala Nebli de Madrid en 1959 en la que expuso la serie por primera vez acompañando las esculturas de los dibujos gestuales de los que partían. Gracias a la ligereza de las estas piezas, en este caso realizada mediante la soldadura de varillas de alambre, se mostraban colgando del techo, oscilando, proyectando sombras cambiantes en las paredes que acrecentaban la sensación de dinamismo que buscaba transmitir el artista. Las formas curvas de la pieza, de aspecto aleatorio, y la idea de dotar de ligereza y movimiento a la escultura la sitúan dentro de la línea experimental que estaba siguiendo Serrano esos años, a tono con la innovación de otros artistas españoles de vanguardia que mostraron su obra en la Bienal de Venezia de 1958.