Gargallo realizó un torso, conservando la cabeza, de la figura del atleta moderno (perteneciente al conjunto Saludo olímpico, incluido en este catálogo), torso al que sometió a diversas modificaciones, no fundamentales (la más notable consiste en la recuperación del desnudo total), que parece no llegó a concluir por motivos que desconocemos.
El casi mítico fundidor francés Alexis Rudier (en cuyos talleres se han realizado todos los ejemplares de Gran profeta) fundió, por iniciativa propia, este magnífico y vigoroso torso de jinete, cuyo modelo seguía conservando. Al conocer su existencia, los herederos del escultor reclamaron y recuperaron esta singular obra y su modelo original.
Entre las de tendencia clasicista realizadas por Gargallo, se trata de la escultura de mayores dimensiones, al margen de las de carácter monumental (de una de las cuales procede, como queda dicho).
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