San Bruno en los montes de Calabria

Para la Cartuja de Nuestra Señora de la Asunción, el pintor Fray Juan Sánchez Cotán desarrolló una intensa actividad pictórica, destacando los ciclos que narran la historia de la orden y los cuadros dedicados a su fundador, San Bruno.Consejero del Papa Urbano II, tras renunciar a las dignidades episcopales que le fueron ofrecidas, se retiró a un paraje agreste de los montes de Calabria para dedicarse a la meditación. En aquel lugar montañoso fundó la segunda casa de la orden, donde moriría en el año 1101.En este cuadro Sánchez Cotán hace referencia a este pasaje concreto de la vida del santo, que aparece en primer término arrodillado en oración frente a un crucifijo, al pie del cual se hallan un libro, símbolo de la sabiduría del santo, y una calavera, símbolo, a su vez, de las vanidades humanas y lo transitorio de la vida.  Una mitra episcopal situada a los pies del santo recuerda su renuncia a ocupar tan alto cargo eclesiástico. Detrás sitúa el paisaje de Calabria que el pintor sólo conocía por las descripciones de los libros, pero que intenta reproducir con detalle. En este terreno abrupto, con grandes riscos como fondo, ubica las chozas de madera y paja que sirvieron transitoriamente como celdas monásticas. En el interior de éstas se pueden observar a monjes en oración. Igual de rigurosa es la representación del santo, hasta el punto de pintarlo con ojos azules en alusión a su origen centroeuropeo. Viste el hábito blanco de la orden caracterizado por la capucha y por el escapulario unido por sendas bandas laterales de la misma tela.Si por un lado son dignos de destacar la expresividad y el preciosismo del rostro, no lo es menos  el tratamiento de las telas, de tacto casi mórbido, que nos recuerdan a los famosos frailes pintados por Ribalta y Zurbarán.