Esta pintura, como la de Santo Domingo de Guzmán, procede de los laterales del retablo de la nave del Evangelio de la iglesia de las Monjas de Pasión de Sevilla. Pacheco representa a San Francisco de Asís, santo fundador de los franciscanos, de pie, con los estigmas, tal y como lo describen sus biógrafos, y la llaga en el costado, vistiendo hábito capuchino, el sayal ceñido a la cintura por el cíngulo, y con su atributo más habitual: el crucifijo en las manos, al que dirige su mirada.
Se trata de una obra de dibujo rígido y marcado característico de la etapa inicial de Pacheco.
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