Este cuadro destaca por sus profundos colores, como azul, el rojo y el morado, que se enfatizan gracias a la luz dirigida. Masses utiliza una pincelada detallada para los personajes y dispersa para el fondo, aportando así toques oníricos y místicos al cuadro. La modelo para esta mujer bíblica fue la bella Marie Antoinette de Rothschild (1919-2007).
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