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Santa y Pinto

Rafael Fuentes Aguilar and Lourdes Meraz Alfaro

Casa ESRU El Carmen

Casa ESRU El Carmen
Puebla , Mexico

Cuando Santa dijo: “pero nos llevamos al Pinto”, Agustín supo que no había nada qué discutir. Y no solo porque ella fuera una mujer empecinada, sino porque el Pinto era su sombra.
Lo tenían bien planeado: el martes después de terminar de fregar los trastes, diría que le faltaba canela y azúcar para el dulce de leche que se le había antojado a su papá. Ese día no le tocaba ir a vender las piezas al mercado y tanto su padre como sus cuatro hermanos estarían absortos trabajando en los pedidos de talavera que les habían encargado. Para esa hora ya le habría dado tiempo de terminar con los quehaceres y podía irse más tranquila. Agustín la estaría esperando en la iglesia de Santa Inés.
A ella los días que tenían que pasar para que llegara el martes le parecían larguísimos, así que se puso a hacer con mucho esmero todas las tareas para no tener tanto en qué pensar porque se ponía nerviosa, pero por más que intentaba gobernarse, sentía todo el tiempo que tenía un pájaro vigoroso gorgoreándole en el corazón.
Agustín también venía de una familia de alfareros y aunque todos sabían que tenía los ojos puestos en Santa, solo su madre, doña Cresencia, estuvo enterada del plan. Fue ella la que tuvo la idea de ir a comprarle ropa en el Centro; por experiencia sabía que su futura hija llegaría únicamente con lo que traía puesto, así que le compraron una muda para el diario y otra más formal con faja, rebozo y hasta collares.
—¿Todo eso, amá?
—Santa será tu mujer, Agustín. ¿En qué fachas piensas llevarla a la catedral?
—Tiene razón, amá. Oiga... se me pasó decirle algo. —¿Ora qué, Agustín?
—Santa se va a traer al Pinto.
—¿A quién?
—Al Pinto... su perro.
—¡Pero tenemos gallinas en la casa, Agustín! ¿Cómo se les ocurre? —Ya sabe cómo es, amá. Además no tiene de qué preocuparse: el Pinto no se separa de ella ni a sol ni a sombra. Le prometo que sus gallinas van a estar bien.
—¡Ay de ti, eh, Agustín!
Y así llegó el martes. Agustín esperaba en la puerta de la iglesia con unas flores en mano. Ella dijo que llegaría entre las cinco y las seis; él estuvo desde el cuarto para las cinco. Pasadas las seis y media llegó con la bolsa del mandado llena y con el Pinto agarrado de un lazo.
—¡Ay, chaparrita chula! ¿Pos qué no lo del mandado era nomás pa’que salieras desapercibida?
—¿Y cómo crees que voy a dejar a mi papá sin su dulce de leche?
Santa fue muy bien recibida por doña Cresencia y también fue advertida para que cuidara que su perro no se comiera a las gallinas.
Al día siguiente iban a pedirle la bendición a Dios en la catedral y luego a tomarse la foto. Ya al tercer día de robada, como dictaba la tradición, Agustín iría a pedir perdón a casa de Santa.
Su chaparrita se tardó mucho antes de salir, pero quedó muy chula. A Agustín se le notaba el orgullo a leguas cuando caminaba tomando del brazo a Santa. Al salir de la catedral, él ya se encaminaba al estudio fotográfico cuando ella chistó:
—No, Agustín. Primero tenemos que ir a tu casa. —¿Pos qué se te olvidó, chaparra?
—El Pinto; tiene que salir en la foto.
—Pero, Santa...
—¡Si no sale el Pinto, no salgo yo!
Y así fue como se regresaron.
No hubo ningún problema para que el perro se estuviera quieto, pero costó mucho trabajo que mirara a la cámara porque se la pasaba contemplando a su ama.

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  • Title: Santa y Pinto
  • Creator: Rafael Fuentes Aguilar, Lourdes Meraz Alfaro
  • Location: Puebla, México
  • Location Created: Puebla (México)
  • Physical Dimensions: 3.5 x 5 in. / Vertical
  • Original Language: Español
  • Provenance: Colección Fundación Espinosa Rugarcía
  • Subject Keywords: Retrato, Estudio fotográfico, Foto antigua
  • Type: Fotografía
  • Publisher: Colección Fundación Espinosa Rugarcía
  • Rights: Fundación Espinosa Rugarcía © Derechos reservados
  • Medium: Acetato
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