A finales del siglo XIX la popularidad del sarape de Saltillo siguió incrementando conforme esta prenda se volvió símbolo de un México independiente. Debido a su importancia, es común encontrar referencias al valor de esta indumentaria tradicional en revistas de viajes y guías para el comercio de esta época.
El fondo de los sarapes del periodo postclásico conserva la retícula vertical de columnas de rombos y zigzags, con elementos muy sencillos siempre en color blanco. Incorpora bandas horizontales que alternan el color negro-café natural de la lana y el azul del añil. El marco de esta pieza tiene diseños con forma de “S” acostada que recuerdan el motivo prehispánico del xonecuilli o “gusano azul”. El medallón lleva un rombo aserrado concéntrico en su interior, el cual, al igual que los motivos florales que lo rodean, fue característico de algunos sarapes de la primera mitad del siglo XIX. Se trata de dos lienzos unidos por una costura en el centro.
El periodo que va de 1875 a 1900 es el periodo postclásico del sarape de Saltillo según la clasificación hecha por la antropóloga Marta Turok y el coleccionista Mark Winter, ambos expertos en textiles y curadores de la exposición El sarape de Saltillo: enigma y huella, presentada en el Museo Franz Mayer en 2003.
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