Colgante con sello giratorio, de taller fenicio, con la representación de dos divinidades afrontadas y entronizadas. Con una mano sostienen un bastón y la otra levantada en posición de orantes. En el centro, el árbol de la vida coronado por el disco solar alado, flanqueado por dos grifos. Las dos figuras pueden hacer alusión al dios El, de carácter doble.
Es uno de los escarabeos fenicios más antiguos hallados en la Península Ibérica y se enmarca dentro de la tradición iconográfica egipcia. Está fabricado en amatista, gema que según Plinio protegía frente a hechizos, plagas de granizo y langosta y facilitaban a su portador el acceso ante el rey.
Aunque se desconocen los detalles de su disposición en el terreno, debió formar parte del ajuar funerario donde se enterraron al menos dos personas aristocráticas, un hombre y una mujer.
Ingresó en el Museo Arqueológico Nacional en 1920, con todo el Tesoro de Aliseda.
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