En la década de 1960 Paco Rabanne revoluciona el mundo de la moda y hace que se tambaleen los cimientos de la alta costura de París. En 1966 presenta su primera Colección Manifiesto, denominada 12 vestidos imposibles de llevar fabricados con materiales contemporáneos. Se refería a unos vestidos confeccionados con materiales inusuales en el mundo de la moda, como el aluminio, el acero y el plástico, bien distintos de las fibras y tejidos convencionales. Coco Chanel dijo que Rabanne no era un creador de moda, sino un metalúrgico. La colección creó controversia más allá de los círculos de la moda.
Este vestido supera las técnicas de tejido, patrones y confección conocidas hasta entonces. En él se alternan unas placas redondas de plástico, blancas y negras, dispuestas a manera de tejas en hileras que se agrupan en franjas. Cada placa tiene cinco orificios, por los que pasan cuatro anillas de acero, dos arriba y dos abajo. Este sistema constructivo responde a la forma que se quiere conseguir en el vestido. Las franjas son más anchas en el centro del cuerpo y estrechas en los extremos. Los pechos están cubiertos por dos triángulos que se unen en la nuca. La prenda es ligeramente évasée a partir de la cintura, con la complejidad constructiva de crear pantalones. Si bien podría ser confortable por su corte amplio, los materiales empleados distan de ser suaves.
Este vestido de la primera época de Paco Rabanne es conceptual y pone de moda las cadenas metálicas, con su aspecto de armadura o cota de malla de los caballeros medievales. Es un icono de la historia de la moda, siempre reconocible, que ha conocido reinterpretaciones sucesivas por parte del mismo diseñador. El lema de Rabanne es «no seducir, sino sorprender». Como André Courrèges y Pierre Cardin, Rabanne revoluciona la manera de pensar la moda con sus creaciones futuristas e intemporales, que han promocionado las cantantes y actrices más atrevidas.