Consuelo Velázquez presentó en el MUSA en 2015, una instalación con varios objetos tejidos a gancho, centrados en el tema de la violencia infantil. El museo conserva Sonido silente, obra que para la autora, expresa la inutilidad de los columpios: ya no se oye el ruido que producen en su balanceo, porque han entrado en desuso debido a los peligros que corren los infantes en los parques. La pieza fue acompañada por una plancha, un cinturón y otros elementos que consideró objetos domésticos de tortura infantil. En todo el conjunto experimentó con las posibilidades que ofrece la práctica artesanal del crochet y sustituyó la hilaza por la piola de algodón blanco, para tejer con ganchillo cada uno de los componentes de la instalación.
La lectura del significado del juguete se transforma por la incongruencia del material blando utilizado y rompe la expectativa de servicio que brinda un columpio de metal perdurable, para dar paso a una visión evocadora de las figuras maternales y la protección de los niños.
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