En el sueño concreto por ESTAR y TENER a grandes escalas, en la Patagonia hubo y hay un hambre asesina de poder territorial. Esta avidez está expresada en títulos de propiedad comprados a precios viles por menos de cien personas y/o corporaciones. La voracidad que late en la celebración de esta apología total del poseer, un fragmento del gran sueño-inmensidad patagónico, ha ocasionado, desde la conquista española hasta la consolidación de los estados nacionales de Chile y la Argentina, millares y millares de asesinatos para poder cerrar el asunto “legalmente”. Y el trabajo efectuado fue perfecto. Tanto que hoy, a la mayoría de la sociedad argentino/chilena mediatizada, no se le ocurre siquiera pensar en lo abyecto del derrotero de esta conquista, ni en lo inescrupulosos que fueron los hombres y las mujeres que implementaron este plan de apropiación total, de un sueño que debiera ser un bien humanitario y no la consolidación del egoísmo capitalista.