Carmen Ávila retoma discursos de la pintura novohispana relativos al purgatorio. Al representar el purgatorio como un limbo atemporal en donde se resguarda parte de la esencia de las almas, la artista crea una alusión a la plataforma de exhibición y la prisión que representan las redes sociales. Al sumergirnos en el empreño de mostrar lo mejor de nosotros mismos, con un perpetuo afán por sobresalir se simula ese ardor de buscar la salvación.