1958 fue el año en que se volvió a organizar una Exposición Universal tras el paréntesis de la guerra y de la posguerra. La Exposición Universal de Bruselas fue muy celebrada en todo el mundo, al ser presentada como un exponente de los valores humanos y el progreso de la ciencia y la técnica tras la reconstrucción de Europa. La participación de España con el pabellón diseñado por los arquitectos Corrales y Molezún se hizo eco en la prensa de época.
El folleto sobre Leonardo Torres Quevedo y sus máquinas, como precursor de la automática, cibernética y telemecánica, que se divulgó en la Exposición Universal, donde estuvo expuesto el ajedrecista de 1920 supuso el reconocimiento de la figura del ingeniero como representante de la ciencia española moderna. En el Archivo del Museo Torres Quevedo se conserva uno de estos folletos.