Se trata de una copia con leves variantes de un famoso bodegón barroco que, en el siglo XIX, debía circular por Sevilla y salió al mercado de arte español en 1995, atribuido a Juan Bautista Espinosa. En todo caso, es muy probable que, en su tiempo, fuese considerado de Francisco o de Juan de Zurbarán, destacando también en él, como detalle, una avispa posada sobre una uva. Romero Barros lo concibió como ejercicio para sus alumnos de la Escuela Provincial de Bellas Artes y le habría servido para aleccionar a los mismos sobre la imitación de la gran escuela española del Siglo de Oro, otra de las vertientes teóricas del romanticismo pictórico español del momento, siendo uno de sus bodegones más copiados en sus clases