Este puede ser uno de los tres cuadros de Vermeer que se describieron en una subasta de Ámsterdam, de 1696, como "Un 'rostro' con un vestido antiguo, extraordinariamente ingenioso". Si bien es posible que se haya usado una modelo viva, el objetivo del artista no era crear un retrato, sino realizar un estudio del carácter y la expresión. Los cuadros holandeses de este tipo, llamados "tronies", suelen presentar trajes curiosos y efectos artísticos, como la caída de la luz en telas finas, la piel suave o un pendiente de perlas.