Esta obra es uno de los últimos trabajos realizados por Malharro en su corta vida. Interrumpida por su temprana muerte su producción ya manifestaba nuevas problemáticas derivadas del movimiento impresionista y su visión particular del mismo.
En Atardecer, el artista elige la técnica del pastel como medio para captar los efectos lumínicos del paisaje. Al igual que la anterior obra, el momento del día elegido no es azaroso, ya que al atardecer la luz del sol posee una variedad de tonalidades que embellecen en sus muchos contrastes la misma naturaleza. Con esa luz los árboles adquieren formas sobrehumanas, misteriosas. Los sensibles tonos bañan sutilmente los árboles tiñendo toda la obra de una atmósfera nostálgica común en muchos de sus trabajos.