Los alfares de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo (Toledo) constituyeron el centro de producción de la loza española de mayor éxito comercial durante los siglos XVI y XVII que no sólo fue difundida por España, sino que también fue exportada a Europa y América. Su loza y su azulejería despuntaron hacia 1550 por la introducción de decoraciones azules o polícromas inspiradas en la porcelana china y la mayólica italiana.
Los conjuntos de loza talaverana se componen de algunos platos, cuencos y jarrones decorados con escenas relacionadas con las costumbres o los gustos de la sociedad hispánica que utilizó estas cerámicas como artículos de uso doméstico u objetos ornamentales. Este plato de la serie “policroma” es excepcional entre la loza talaverana porque está decorado con una escena que representa a una mujer plebeya preparada para alancear al toro bravo que va a embestir la grupa de su montura, suerte del toreo a caballo que ejecuta con la destreza que en aquella época se atribuía exclusivamente a los varones.