Datada en 1939, "La composición con tonos verdes" se sitúa en el primer momento productivo de Roberto Matta, y es un claro ejemplo de la particular abstracción que exhibe buena parte de su obra. Es una pieza abstracta, puesto que sus formas orgánicas no son representativas. No obstante, estas formas aparecen delante de un fondo, amarillo en el sector inferior y multicolor en el superior. Así se sugiere, se representa un espacio. Esta representación espacial se refuerza con el solapamiento de las diversas formas, unas delante de otras. Este dato de la realidad perceptual, el espacio, será una de las cuestiones centrales en toda la obra del artista.
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