Esta obra tiene como tema el momento en que la Custodia se detiene ante la casa de la familia Catasús, en la calle Parellades de Sitges, donde había un altar que había sido colocado con motivo de la festividad del Corpus, con la imagen de un Ecce Homo que hoy se conserva en el Santuario del Vinyet.
El pintor cambia la perspectiva de la calle al mismo tiempo que, en primer plano, coloca unas rejas que corresponden a otro edificio de Sitges: la casa Amell de la calle Sant Pau.
La obra fue definida por Raimon Casellas como "una sonrisa de color hecha de flores, incienso y luz de verano".