La obra representa los últimos momentos del rey Fernando III de Castilla, apodado el Santo, que falleció en la ciudad de Sevilla el día 30 de mayo de 1252.
Es considerada la obra cumbre del pintor sevillano Virgilio Mattoni. Este lienzo fue pintado para la Exposición Nacional de 1887, donde fue premiado con la segunda medalla, y el modo en que quedó representada la muerte del monarca está inspirado en un fragmento de la Crónica de España, que fue compuesta durante el reinado de su propio hijo y heredero, Alfonso X el Sabio.