Esta pintura ofrece una vista de Sitges tomada desde una punto de vista elevado, concretamente desde la Cruz de Ribes. Al fondo destaca el núcleo blanco de Sitges presidido por la iglesia, recortado sobre el azul del mar. Al extremo derecho de la población se ven las chimeneas humeantes, testigo de la incipiente industrialización.
Este fue el Sitges que cautivó al grupo de pintores luministas que a finales del siglo XIX se instalaron de manera temporal o permanente con el objetivo de captar su luz.
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