El Turco era una estructura que jugaba al ajedrez. Se creía que era un autómata aunque con el tiempo se descubrió que no era así. Fue construido por Wolfgang von Kempelen en 1769. Se trataba de una cabina de madera con un maniquí con túnica y turbante sentado encima. Esta caja de madera tenía unas puertas que se abrían para mostrar al público un mecanismo de relojería. El Turco jugaba una partida de ajedrez contra un jugador humano a alto nivel, y realizaba el problema del caballo. Sin embargo, se trataba de una farsa, pues un ajedrecista profesional de pequeño tamaño se escondía en el interior, operando el maniquí. Esto era posible puesto que los ojos del maniquí enviaban al ajedrecista las posiciones de las piezas mediante espejos.