La "originalidad" durante los siglos XV y XVI se entendía de manera distinta a la actualidad. Por entonces, cuando una pintura tenía éxito, a menudo se repetía; y su precio, por tanto, no dependía tanto de que fuese única, sino más bien de la calidad artística con la que se había trabajado. De esta "Adoración de los Magos", por ejemplo, conocemos otras cinco versiones más, que nos hablan del éxito que tuvo esta creación en su época y de la gran actividad del taller de Jan van Dornicke, al cual se atribuye la pintura. Se considera que esta es una de las mejores versiones aunque, lamentablemente, ya no conserva su formato de tríptico original cuyo marco fue eliminado posiblemente en el siglo XIX.
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