Como ya planteara la Bauhaus alemana en el periodo de entreguerras, el Equipo 57 también optó por la unificación práctica conjunta de las distintas variantes que conforman las Artes Plásticas (arquitectura, escultura, pintura, diseño, etc.), por lo que su actividad abarcaría incluso la ejecución y decoración de interiores y el diseño de mobiliario.
Al igual, durante toda su trayectoria el enfrentamiento con la escultura vino a suponer un reto decisivo en tanto que significaba llevar a la tercera dimensión lo que habían venido desarrollando en el ámbito de las dos dimensiones. Su primer contacto con la escultura se produjo en Córdoba a partir del verano de 1958, pretendiendo aplicar la teoría de la Interactividad al concepto de masa.