Vista de Sevilla tomada desde la orilla del barrio de Triana. El arbolado del Paseo de Colón forma una línea divisoria entre el puerto, vigilado por la Torre del Oro, y el caserío de Sevilla, dominado por la Catedral y la Giralda, todo ello recortado sobre un brillante cielo azul salpicado de decorativas nubes. El perfil de la vieja Casa-lonja, el Sagrario y las Atarazanas, completan la línea de horizonte, un horizonte y un caserío minucioso, esmeradamente dibujados y coloreados, que contrastan con el otro protagonista de la composición, el barco de vapor. Uno de aquellos primeros vaporcitos de la línea que unía Sevilla con Sanlúcar de Barrameda, posiblemente un recuerdo al "Real Fernando", llamado popularmente el "Betis", construido en los astilleros de Triana en 1817 para la compañía de Navegación del Guadalquivir. Representado con fuerte colorido, atracado en la orilla de Sevilla, en el muelle de los espigones, en el que se amontonan fardos y mercancías, un gran tinglado y una primitiva grúa. Mínimos detalles, observaciones llenas de agudeza visual, finísimo dibujo, constituyen un ejemplo de la capacidad paisajística de este artista que llenó sus obras de un manifiesto realismo ejecutado con una suelta pincelada.
El valor de la obra reside no sólo en su aspecto artístico sino también en el aspecto documental, ya que nos retrata una imagen de Sevilla ya perdida.