En la entrada triunfal que hicieron los Ejércitos del Norte y del Sur el 6 de diciembre de 1914 a la Ciudad de México, el general Francisco Villa aprovechó para visitar la tumba del presidente Francisco I. Madero y lloró con profundo respeto por su asesinato. Como un acto de honor, el Centauro del Norte decidió renombrar la calle de Plateros como Madero, para recordar al líder del a Revolución Democrática
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